Veamos ahora una relación entre los temas generales que Descartes aborda en la cuarta parte del Discurso del método y su vínculo con cuestiones de actualidad.
Expresa la necesidad cartesiana de encontrar una verdad incuestionable. Refleja un espíritu crítico respecto a la tradición en la que no encontramos seguridad alguna, y la confianza en la propia razón, que es la única guía en nuestra labor. Descartes no es relativista porque -asegura- la razón es la misma en todo ser humano, así que la verdad será igual para todos: una evidencia racional. Es precisamente esta última cuestión la que, en la actualidad, podría ser cuestionada desde las ciencias humanas. Efectivamente, la Antropología y la Sociología destacan el papel del entorno socio-cultural en el "modelamiento" de la razón humana, desde la linguística moderna (teoría del relativismo lingüístico), por ejemplo, se destaca cómo el lenguaje determina nuestro pensamiento. También la filosofía contemporánea a partir del raciovitalismo de Ortega y Gasset, critica el empeño cartesiano por considerar la razón en términos abstractos, sustrayéndola del "ecosistema" social, histórico y cultural del que se nutre. La razón no trabaja aisladamente, la respuesta de la filosofía actual al planteamiento cartesiano es la dialógica, la verdad es el resultado de la racionalidad colectiva, no individual, que se manifiesta a través del diálogo.Y se alcanza por consenso. (Habermas)
- la primera certeza: separación cuerpo y alma:
Descartes descubre un yo que consiste únicamente en pensamiento, y defiende la independencia del pensamiento respecto a la materia (res extensa) o el cuerpo. De este modo cree salvaguardar la libertad del pensamiento. El debate sobre la relación entre mente y cuerpo está de plena actualidad. Los estudios de las neurociencias demuestran una dependencia clara entre nuestra mente y nuestro cerebro. En este sentido hay que destacar el trabajo de Antonio Damascio, neurocientífico portugues quien en su obra "En busca de Espinoza" afirma que nuestro filósofo se equivocó al separar la razón de las emociónes, entendida estas últimas como pasiones que, procedentes del cuerpo, compromenten la libertad de la razón, a la que entorpecen en su trabajo al "cegarla". Nada más lejos de la realidad, Damascio explica que los sentimientos orientan la razón hasta tal punto que una razón "desapasionada" es una razón desorientada, que no sabe conducirse en la vida. Esta visión positiva del sentimiento como componente de la actividad racional ha dado origen a una nuevo concepto, el de inteligencia emocional, en la actualidad, un interesante campo de trabajo para la Psicología.
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