¿Te conformarías con algo que solo parece verdadero?
Platón, hace veinticinco siglos nos advertía que no siempre las cosas que parecen verdaderas lo son, realmente. Más aún, él defendía la existencia de una realidad auténtica de la que nosotros, los seres que poblamos este mundo material, no somos más que una copia.
Platón se asombraba de la caducidad y la inestabilidad que parece presidir nuestro mundo, para él esta inestabilidad era una señal de imperfección, él veía la perfección en lo eterno. Por eso diseñó un sistema filosófico en el cuál la realidad estaba dividida en dos dimensiones: un mundo de esencias inmutables que contienen los rasgos auténticos de las cosas y un mundo de seres materiales poblado por una infinidad de copias de las esencias. Al primer mundo lo denominó el "Mundo de las Ideas" contiene la auténtica realidad y a nuestro mundo, de copias más o menos perfectas, lo llamó "Mundo Material".
Todos los caballos, diría Platón, son una copia de la "Idea de caballo" |
Pues bien, resulta que lo que hace que un ser humano sea humano, y no una silla o un caballo es algo que no se puede ver, pero si se puede descubrir si pensamos en ello, así que si queremos acceder a lo que define lo que las cosas son verdaderamente, tenemos que usar la razón, no podemos fiarnos de los sentidos.