Nuestro amigo Calvin no es en absoluto kantiano, y por eso es víctima de la contradicción que supone no querer para los demás lo que uno quiere para sí. Precisamente Kant, en su ética lo que nos propone es que nos convirtamos en legisladores universales, es decir: que actuemos de tal modo que lo que el principio moral que guíe nuestra actuación podamos considerarlo válido para toda la humanidad. Por ejemplo, la idea de que ningún ser humano puede ser utilizado como un medio para conseguir otras cosas, sino que todos y todas somos fines, a Calvin seguro que le hubiera ido mucho mejor si hubiese entendido a Kant.
Marta Larrauri lo explica estupendamente en este programa de televisión, que te recomiendo que veas, como introducción a tu estudio de la ética kantiana.
Vamos a estudiar este tema contando con los materiales para clase que tenéis en Edmodo, pero si tenéis dificultades, también podéis repasar viendo este vídeo. Creo que es una explicación clara y entretenida.
No olvidéis que, como en el resto de su filosofía, el dominio de la jerga peculiar de nuestro filósofo, es clave para poder comprender sus ideas, así que ¡ánimo y adelante!
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